CORAZÓN-CORAZÓN

No lo tengo el corazón acharolado en los cuatro rincónes del mundo. Pero tengo en el alma – una dichosa nación.

Que mientras vivo, hace milagros en las emociónes de las personas que no conozco. Aquellos que mis ojos jamás miraron. Personas que caminan al rededor de mi piel. Que tocan mi cielo. Y que a ellas – ni siquiera las dice: ¡Sean felices! Pero fueron.

Aprendi a amarlas, pues ellas, son un poquito de mí. Llenas de mi naturaleza. De mis miedos y sueños... Mis dudas, ilusiónes y verdades.
Y yo, con el corazón-corazón, toco con las manos, el espíritu de mis desconocidos. Y con una sóla ala de Ángel, dulce como Ojalá, encanto con mis milagros a corazónes de papelito. Que a veces son míos. A veces son tuyos.

Y si ayer supiera yo – ante nada, el amor es y siempre será mi mayor pareja.

Entonces, me quedaría parado y entretenido. Despacio y listo, en medio a mi niñes de principito. Que tube y tengo, pero que no es más mía.

Por lo tanto que he vivido. Por las cosas que he leído. Puedo decir sin ninguna verguenza:

Que en este exacto momento, soy un alguién muy mejor. Y hago cosas, que jamás tuve agallas de hacerlas.

El amor para mí es igual a mi cuerpo. No voy a ningun punto sin él.

Amar es desayunar con las ventanas abiertas para el mundo. Y vivir con honestidad lo que soy, porque no soy nada.

Sin amor, el hombre es piedra. Y lo que soy es humanidad. Quiero crecer sin dar pasos más grandes que las piernas. Todavía marchar para tan lejos – y tener como equipaje a mis amigos,

mis amores, mis añicos, mis halagos, mis mejillas, mis hallazgos, mi soledad.

Vivo la realidad con un pie en el suelo. Y el otro en las nubes. Voy a pasos largos, pues tengo prisa.

Soy mi mayor tesoro. Y porque no decir, soy mi oro, mi rato, mi pasión... Soy mi fuego. Mi alma en pena. Y mi calor.

¡Mi color es rojo! Por eso, cuándo hablo de mí, no estoy a tertuliar con mi ombligo. Estoy charlando de lo que mueve a mí. Y de lo que me conmove. Hablo de las buenas. Y de las malas cosas que hice. Que soy. ¡Y no soy nada!

Sobretodo estoy hablando, de como es fácil ser dichoso – mismo con miedo de no serlo. Entonces, ¡dímelo algo de ti! Ya que de mí te lo sabes todo. O casi todo.

El otro, que murió en mí. Aquello que de tan roto, puse fuera de mi vida, no echando de menos ni a sus patillas. Fui otro hombre, dentro de otro hombre, de mis adentros.

Y los dos tíos, que jamás he amado, estan muy lejos de mí.

¡No extraño a nadie! Soy un chico – viviendo la búsqueda de si mismo. Que tiene en el corazón – lunas y estrellas. Sonidos y boleros.

Bajo del cielo hay vida. Hay Tierra. Hay personas y corazónes parti'os, que echarán de menos el futuro.

Un extraño por lo que no se vivió. Y hoy, por los cambios de la vida, saben que hasta la romántica llovizna – tiene su la'o oscuro. Y que la cara del alma, es la misma, que miramos en el espejo.

Somos corazón-corazón. Por eso tú y yo, somos dos almas en un sólo corazón.

Vivir es así... Primero sientes el alma en primer sitio. Después abres los ojos, y cuando despiertas, sientes que puedes ser todo lo que lograres ser. La eternidad es hoy. Es manãna. Y pasado mañana también.

¡Esa es la hora de la mudanza! Y si sueñas en cambiar el mundo, antes, ¡hazlo un cambio en ti mismo!

Nada será como ayer, pues la vida te llamará por tu nombre. ¡Nadie será como nadie! Y tú, regalo de mi alma – serás una nueva persona.

Eres corazón-corazón. Por eso tú e yo – somos dos corazónes, en un sólo alma. Hoy, manãna y al otro.

En todos los nuestros ayeres – desde que nació la vida. Hasta que la muerte nos separe. Y después también.

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